Blogia
IslaDorada

El habanero: "cotorrón" por excelencia

El habanero, sus conversaciones, y sus esquinas

LÍDICE VALENZUELA



El habanero es un ser conversador. Habla sobre cualquier tema, aunque carezca de los conocimientos precisos para hacerlo correctamente. El problema es opinar, dar un parecer, ponerse en la “onda” de los acontecimientos. ¿y qué mejor lugar para ese que la calle, y mejor aún que una esquina?.

Es asombroso, cuando se camina por las calles habaneras, observar el alto número de personas que están detenidas, absortas como estatuas vivientes, fumándose un cigarrillo, como si estuvieran esperando a alguien. Nada. Al minuto siguen su camino.

Por el contrario, otras, mujeres y hombres en pareja, o dúos de uno u otro sexo, hablan animadamente, como si el mundo sólo girara en torno al movimiento de los labios y la lengua. Toda la concentración del universo está puesta en los labios del parlante.

El cubano es una persona a la que le encanta el sol, el aire, la libertad. Le gusta la calle. Y le gusta la esquina. La Habana tiene esquinas famosas. La Esquina de Toyo, en el municipio 10 de octubre, el más populoso de la capital cubana; la de 23 y 12, donde el presidente Fidel Castro declaró el carácter socialista de la Revolución; la de Infanta y San Lázaro, donde antes de 1959 los estudiantes solían enfrentarse a los militares de las dictaduras existentes desde el 1902, cuando se declaró la República, y donde también funciona, hasta hoy, una conocida cafetería donde se venden ostiones y cerveza.

Está también la Esquina de Tejas, donde recruzan la avenida de Máximo Gómez, conocida popularmente como Monte, con la Calzada de 10 de octubre; Galiano y San Rafael, que pasó a la posteridad como la “esquina del pecado”, porque supuestamente ese título, debido al paso por allí se prostitutas en los años 50 se lo llevaba con creces la de Prado y Colón, entrada natural a la más famosa zona de tolerancia de aquella época.

Otra esquina célebre es la de Prado y Neptuno, inmortalizada por la famosa pieza La Engañadora, acompasada con el famoso ritmo cha cha chá, que en los años 50 creó el fallecido y célebre músico Enrique Jorrín.

Sin dudas, la más popular, en la actualidad, es la esquina de 23 y L, en El Vedado, donde comienza ¿o termina? la popular calle La Rampa.

En La Rampa, cuyas aceras están formadas por mosaicos que reproducen pinturas de famosos artistas de la plástica cubana, es una vía de gran circulación popular, pero en la esquina de 23 y L confluye, entre otros elementos de gran atractivo, el cine Yara, la heladería Copelia, y el Hotel Habana Libre, además de galerías de venta de libros.

En todas estas esquinas es posible que usted conozca al cubana o el cubano de sus sueños, converse de sus amores, o simplemente de la última película de estreno. Para no decir de todos y cada uno de los avatares de estos tiempos, que, por cierto, no dejan de ser pocos.

0 comentarios